Fragmentos sobre el virus como medio

Por Diego Gerzovich*

Medio
El virus es el medio. En algún sentido, el virus es nuestro entorno; el entorno en el que vivimos. Entonces, no tiene sentido «combatir» contra el virus; sería como combatir contra las computadoras, la televisión o el sol.

¿El virus resulta una extensión de nuestros sentidos, o nuestros cuerpos/órganos, como lo son los medios tecnológicos? Veamos. El virus, no importa cuál, reproduce en el exterior, con carácter civilizatorio, un modo del funcionamiento interno del cuerpo humano. Células sanas son conquistadas/contagiadas por el virus hasta matarnos (o no). El carácter del medio es el contagio interno o externo. La viralización de la vida ya fue adelantada por la viralización digital; por ello Bill Gates pudo presagiar el futuro: su fortuna se cimentó aprendiendo a vivir en un entorno extremadamente virósico. El virus no es un medio eléctrico, pero solo puede sobrevivir y tener éxito en nuestro entorno principal, que es el eléctrico. Sin electricidad, no hay viralización.

No debe analizarse ningún medio aisladamente; ello lleva a innumerables errores. El virus, tanto el digital como el real, solo es comprensible como intensificación de la estadística. El virus es la estadística llevada a su próximo estadio, el big data. El virus convierte al big data en su otra cara, el antivirus. Por supuesto, el virus es información pura. Quizás éste sea el sentido de la frase reciente de Yuval Harari: «La mejor defensa contra los patógenos es la información». Pero la información no es la noticia, sino el big data. La noticia, la noticia televisiva en particular, es lo que se vuelve obsoleto con el virus. Por ello hoy se nos aparecen tan retrógrados los periodistas extasiados ante cualquier información médica sobre el virus, mientras repiten estadísticas a la vieja usanza: muertos, infectados, curvas,, etc. Los médicos parecen conocer, con suerte, el contenido del COVID-19, pero no están interesados en la cuestión central de nuestra época: el virus como forma, el virus-medio; el tándem medicina-periodismo, tan en boga en estos días, solo traerá más confusión e ignorancia sobre lo que está sucediendo en el mundo.

La naturaleza, aparentemente corporizada en este caso en el murciélago, es rescatada de su obsolescencia por el virus. En diálogo con la distopía de Philip Dick, los animales no sobreviven como mascotas, eléctricas o no, sino que retornan con todo su salvajismo a amenazar a los hombres y sus ciudades.

El carácter del virus, de cualquier virus, es su transmisibilidad, su capacidad de contagio. Del COVID-19 no importa su contenido, como piensan los médicos, lo importante es su “contagiabilidad”, el modo de existencia de cualquier virus.

El virus es EL medio de nuestra época. De la misma manera que la digitalización, llegó para quedarse.

No habrá que preocuparse por el contenido de cada uno de los virus, sino de su forma, su carácter de virus . El virus como medio transformará nuestra civilización. Como la cambió la imprenta, como la cambió la electricidad. No importa cómo se llame ni qué haga cada virus, en términos filosóficos, no deberemos perder el tiempo con esas cuestiones.

Nuestros sentidos, nuestro aparato perceptivo, nuestro afectado sistema nervioso, todo lo que somos como especie, deberá adaptarse a este nuevo medio ambiente virósico.

El virus no es enfermedad, el virus es contagio.

 

Adaptación
Entonces, no se trata de ¿qué hacer con el virus?, sino de cómo adaptarse al virus.

La adaptación no es un proceso volitivo, o voluntario, o intencional. no depende de nuestra capacidad intelectual, de nuestras intenciones o de nuestros proyectos; nuestro aparato perceptivo y en concomitancia con él, nuestro sistema nervioso central, se adaptará más tarde o más temprano al medio viral.

Walter Benjamin descubrió que el cinematógrafo, con sus 24 fotogramas por segundo, fue un método de entrenamiento importante para la necesaria adaptación de nuestro aparato perceptivo a las nuevas condiciones ambientales impuestas por la urbanización y la masificación. Aceleración y multiplicación de los estímulos. Respuesta masiva (no individual) a esas transformaciones. Las masas como matriz del inicio de la «era eléctrica».

El virus como medio transformará nuestra civilización. Como la cambió la imprenta, como la cambió la electricidad.

La conformación del virus como medio, quizás ya tuvo su instrumento de entrenamiento humano en el uso intensivo del ordenador y los cuidados frente a virus y todo tipo de objetos digitales que amenazan nuestra circulación por la red. La digitalización como espacio de entrenamiento intensivo para la civilización virósica.

Es muy difícil calibrar y comprender el significado del encierro actual, será apenas un instante. No importa tanto «el día después» del encierro. Hace rato la humanidad viene ensayando diversas estrategias para adaptarse al nuevo medio. Quizás por eso, nuestres niñes ya vienen «equipados» para convivir en la digitalización-mundo. Su aparato perceptivo y quizás sus defensas anti-virales ya estén preparados para este mundo. No el que vendrá, sino en el que estamos.

Quizás por eso el coronavirus afecta menos al humano niño. Imposible saberlo, pero aprovechemos la metáfora.

Escribo conjeturas. Pero de algo estoy seguro: al virus debe pensárselo como medio. Por eso las viejas profesiones no aciertan a pensar nada nuevo: porque siguen pensando el virus como enfermedad (nadie duda que lo es, lo discutible es la utilidad de pensarlo de ese modo, porque implica nombrar cosas nuevas con una lengua ya vetusta), al virus como noticia, al virus y el capitalismo, etc, etc.

Los humanos nos hemos retirado por un instante de las ciudades y cada uno se guarece en las cuevas que nuestro mundo construido (enormemente desigual) nos ha dado en suerte. Saldremos como los osos salen de su hibernación…para ellos es costumbre, para nosotros una excepción, por ahora…

 

Excursus sobre el “combate al virus”
Debemos insistir en condenar el uso del lenguaje bélico para nombrar nuestra relación con el virus. A ningún medio se le ha hecho la guerra. La humanidad convive en el medio o con el medio.

El virus es el medio en (con) el que viviremos de aquí en adelante. Ya escribí sobre esto y seguiré escribiendo. El objetivo de esta parte de este artículo es advertir sobre los peligros del uso del lenguaje bélico para hablar del virus o sobre el virus.

Toda la caterva de periodistas a la que nos vemos obligados a escuchar a diario cuentan chismes cortesanos donde aparece nuestro presidente que, en respuesta a las demandas sectoriales de empresarios, gremialistas, etc, les dirige una frase cortante, «estamos en guerra», y los manda a hablar con los epidemiólogos.

Lo pongo entre paréntesis porque no quiero que se escuche el siguiente argumento, pero… (ay de cuando gobiernos importantes del mundo en los años 30/40 del siglo pasado se pusieron en manos de asesores científicos para llevar adelante una guerra… Hiroshima y Auschwitz son hechos científicos, pero bueno… Estos médicos son de los buenos y nos van a ayudar a sobrevivir en esta guerra…). Nuestra tribu de las ciencias sociales lo sabe: debemos dejar de naturalizar la certeza científica, eso es más viejo que…

La única certeza es la de la decisión política.

«Una vida no se recupera». «Un PBI sí». como corresponde, nuestro presidente está velando por cuidar cada una de nuestras vidas. Cada una de las vidas argentinas y de quienes viven en nuestro suelo.

Cuando vamos a la guerra, sabemos que sacrificaremos a miles, cientos de miles, millones de nuestros compatriotas.

Esto no es una guerra, no tiene sentido ni siquiera como metáfora. O peor: es una metáfora muy peligrosa, porque contradice la idea del cuidado y nos entrega a una práctica sacrificial. Los muertos por coronavirus no son entregados al sacrificio.

Esto no es una guerra, no tiene sentido ni siquiera como metáfora. O peor: es una metáfora muy peligrosa, porque contradice la idea del cuidado y nos entrega a una práctica sacrificial. Los muertos por coronavirus no son entregados al sacrificio. Aquí arriesgo, porque la muerte siempre es el tema central: en este siglo de violencia tribal, estos miles de muertos son los de la globalización digital, caldo de cultivo de la civilización eléctrico-viral. Los conceptos de “biopolítica” (Foucault) y “nuda vida” (Benjamin), aunque remanidos, son claves para pensar el virus como medio.

Corolario sobre el lenguaje bélico: quien llegue a nuestro presidente háblele al oido por favor, basta de metáforas bélicas. Al virus no se lo combate, porque es un medio. En todo caso, bien lo sabemos, el combate es contra el enemigo político…

 

Explosión-implosión
Podríamos haber esperado una nueva explosión del mundo hacia nuevos espacios habitables. El sueño de habitar Marte por ejemplo: exploraciones de la NASA, sucesivos viajes robóticos a esos «nuevos mundos», ¿agua en el planeta rojo?, el film Blade Runner, etc.

En su lugar se impone (o se impuso?) la implosión virósica. El mundo se cierra. Nuestro gran historiador de la arquitectura Pancho Liernur ha dicho que frente al decaimiento del turismo global quizás se imponga «el desplazamiento de personas en áreas más controladas, nacionales o regionales».

Un mundo cerrado en regiones.

Así era el mundo antes del descubrimiento de América: lleno de tribus.

 

Somera geopolítica del virus
La implosión es en Occidente y es eléctrica. Opuesta a la explosión occidental y mecánica del siglo XV. Oriente hoy explota en convivencia con el virus. Es el otro lado: quizás estamos asistiendo al dramático cambio de comando global en el conflicto sino-norteamericano. Oriente, de la mano de China, pasa al frente en la fase virósica de la era eléctrica. El uso previo de barbijo en Oriente es apenas una pobre metáfora de esta transformación hegemónica. Oriente es post (y pre) alfabética, Oriente es Toyota (el fordismo fragmentador es occidental).

La gran pregunta, bastante ausente por ahora en el debate mediático, es Africa la tribal. La demografía, la inversión china y el salto directo de la oralidad a la electricidad lo transforman en el continente más cool del siglo XXI. Vale la pena concentrarse, aunque sea en este caso, en las cifras de infectados y muertos por COVID 19 en Africa…

 


* El doctor Diego Gerzovich es profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y de la Universidad Nacional de Moreno. Es investigador del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Escribe, investiga y enseña desde hace más de 30 años sobre temas de filosofía política, medios de comunicación y civilización mediatizada. Hace 4 años también se dedica al intento plasmar colores sobre texturas diversas. Se lo puede encontrar en Facebook.