Beláustegui y vos
Por Rocío Cortina* Terminé de lavar los platos y entré al cuarto de mamá decidida a hablarle. La encontré sentada en el borde de la cama. Miraba fijo hacia la pared. Cuando me vio entrar, me hizo un gesto negador con las manos, como si espantara un bicho que fastidia en verano. Escuchaba un programa de radio con inusual concentración. …