Por Mayra Alvarado, Sabrina Castillo, Daniela Leis, Magdalena Rohatsch, Maia Shnaidman y Cecilia Vilalta *
Este 4 de octubre, la Ley N° 26.150 de Educación Sexual Integral cumple quince años desde su sanción. Se trata de una Ley que reconoce el derecho de les estudiantes a recibir Educación Sexual Integral (ESI) en todos los establecimientos educativos del país, de cualquier modalidad (tanto de gestión pública, como privada), desde el nivel inicial hasta la formación docente no universitaria. Y, aunque también interpela a la formación universitaria, allí su aplicación todavía está en plena construcción y debate.
Gran parte de las personas que hoy somos egresadas de distintos espacios universitarios no recibimos formación desde la perspectiva de la ESI. Crecimos y nos formamos en un paradigma de la sexualidad biologicista y androcéntrico que sigue vigente, aunque sea cada vez más cuestionado. Tampoco contábamos con otros derechos que acompañan a la Ley de ESI y que fueron conquistados en los últimos años gracias a luchas colectivas históricas. Se destacan, por ejemplo, las leyes de Matrimonio Igualitario (N° 26.618/2010), de Identidad de Género (N° 26.743/2012), de Educar en Igualdad: Prevención y Erradicación de la Violencia de Género (N° 27.234/2015), la Ley Micaela (N° 27.499/2019), y la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (N° 27.610/2020), entre otras.
Y, sin embargo, acá estamos, un grupo de compañeras graduadas de la Carrera de Comunicación, metidas de pies a cabeza en la ESI; construyendo, pensando, investigando a tientas desde esta perspectiva y con las estrategias de nuestra carrera. Y, como las preguntas abren caminos y nos ayudan a pensar, es que en este aniversario proponemos algunos interrogantes: ¿Qué tenemos que ver les comunicadores con la ESI? ¿Cómo impacta la ESI en nuestra formación y en el ejercicio de nuestra profesión? ¿Qué relaciones podemos trazar entre la Comunicación/Educación y ESI?
En primer lugar, interrogar a la ESI desde la comunicación implica comprender este campo como aquel dedicado a la producción y circulación social de sentidos. Desde allí, podemos pensar a la ESI como una herramienta que visibiliza y reconstruye un territorio que está en pugna. En las arenas de la ESI se tensionan las creencias, los imaginarios e, incluso, el sentido común de múltiples actores: las iglesias, las corporaciones, los Estados, el mercado, los movimientos sociales, y un largo etcétera.
En las arenas de la ESI se tensionan las creencias, los imaginarios e, incluso, el sentido común de múltiples actores: las iglesias, las corporaciones, los Estados, el mercado, los movimientos sociales.
Por otra parte, entender como educativa a toda instancia en la que se produce un acto de interpelación, reconocimiento y construcción de nuevos sentidos nos permite mirar ámbitos que muchas veces pensamos como estrictamente comunicativos (por ejemplo, los entornos digitales y los medios) y, en cambio, concebirlos también como espacios educativos.
Teniendo en cuenta lo anterior, proponemos pensar los campos de la comunicación/educación desde el enfoque de la ESI, para tensionar el régimen de lo decible y lo pensable y preguntarnos: ¿Cómo se expresa la equidad de género en las pantallas? ¿Quiénes hablan, qué temas se tratan, de qué forma aparece la diversidad sexual? ¿Cómo se nombra? ¿Quiénes nombran y quiénes son nombrades? ¿Cómo son nombrades? ¿Cuáles son las voces autorizadas? ¿Cuáles son los discursos legitimados y qué sucede con aquellos que surgen desde los márgenes? ¿Con qué habilidades contamos para expresar nuestros sentimientos? ¿Qué acceso tenemos a la información necesaria para acompañar y prevenir situaciones de vulneración de derechos? ¿Dónde conseguimos información para empoderarnos y empoderar?
El campo de la comunicación se configura como un espacio más desde el que pensar y defender la ESI, que se nutre de las batallas que se dan en las calles y en las casas, en los espacios públicos y privados; de las revoluciones feministas que liberan los cuerpos, desatan los deseos y cuestionan los mandatos; de la lucha de las disidencias que estallan, rompen y cuestionan los moldes y supuestos. La ESI –que nos atraviesa en múltiples dimensiones de la vida– impulsa otros derechos y se retroalimenta de ellos: el derecho al placer, a decir que no, a la autonomía de nuestros cuerpos, a ser escuchades, a recibir información precisa. Pero también nos da herramientas para pensar(nos), para analizar e intervenir en diversas situaciones que nos tocan como actores o que nos hacen partícipes desde una ciudadanía responsable, comprometida con les otres.
El campo de la comunicación se configura como un espacio más desde el que pensar y defender la ESI, que se nutre de las batallas que se dan en las calles y en las casas, en los espacios públicos y privados; de las revoluciones feministas que liberan los cuerpos, desatan los deseos y cuestionan los mandatos; de la lucha de las disidencias que estallan, rompen y cuestionan los moldes y supuestos.
Los ejes propuestos por esta Ley (el reconocimiento de la equidad de género, el respeto por la diversidad, la valoración de la afectividad, el cuidado del cuerpo y la salud y el ejercicio de nuestros derechos) nos ayudan a mirar, planificar y evaluar nuestras prácticas desde una perspectiva integral. Y las puertas de entrada de la ESI nos invitan a revisar nuestro posicionamiento, a poner en duda nuestras creencias, a incomodarnos; porque, por supuesto, la ESI incomoda, nos hace mirar(nos) desde distintos lugares, nos interroga, nos interpela.
En eso andamos les comunicadores que hacemos ESI: abriéndonos camino en la investigación; en la docencia; en la gestión de las políticas públicas; en los medios; en las agencias de noticias y de publicidad; en los entornos digitales; en las organizaciones sociales; en diferentes tipos de instituciones. Y con la firme convicción de que es necesario ampliar el horizonte de derechos y de que podemos profundizar el aporte desde la comunicación/educación para la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y solidaria.
* Las autoras son graduadas de la Carrera de Ciencias de la Comunicación (FSOC-UBA).
Fotografía de portada: stand de libros infantiles con perspectiva de género en la Feria del Libro. Ciudad de Buenos Aires, 09 de mayo de 2019. Foto de Noelia Guevara / ANCCOM.