Por Daniela Leis*
En el corazón de la Educación Sexual Integral está la idea de problematizar, repensar, deconstruir sentidos cristalizados desde hace mucho tiempo y que repercuten en las acciones e interacciones de las personas. Es un camino de ida y vuelta permanente que va desde las ideas hacia las prácticas, transformando las primeras para transformar las segundas, como así también desde las prácticas hacia las ideas. La ESI fue posible —su institucionalización en formato de Ley— porque fue posible cuestionar ideas que hasta cierto momento parecían incuestionables y que regían los comportamientos, y también los modos de pensar y de sentir de los sujetos sociales. Para mencionar alguna idea ligada a una práctica, pensemos en el hecho de que las niñas jueguen con muñecas y sirvan el té en tacitas de juguete, aprendiendo así desde pequeñas a ser (y desear ser) mujeres que se ocupan de la crianza y de las tareas domésticas. Mientras esto fue visto como natural, no hubo espacio para preguntarse por qué.
Lo antedicho nos conduce a visualizar el lugar que las Ciencias Sociales pueden ocupar en el terreno multidisciplinar de la ESI. Tal como propone el Seminario Sexualidad Integral y las Interacciones Comunicativas en la Vida Cotidiana, de la Carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA), se trata de problematizar, desnaturalizar, deconstruir, a partir de visibilizar los mecanismos de construcción de sentido que operan (algunos con años o siglos de reproducción y en los que intervienen relaciones de poder), como objetivaciones externas al sujeto, que configuran su mundo de la vida y lo que le es posible pensar, decir, hacer.
La ESI fue posible —su institucionalización en formato de Ley— porque fue posible cuestionar ideas que hasta cierto momento parecían incuestionables y que regían los comportamientos, y también los modos de pensar y de sentir de los sujetos sociales.
En Pedagogía de la Autonomía, Paulo Freire decía “La reflexión crítica sobre la práctica se torna una exigencia de la relación Teoría/Práctica sin la cual la teoría puede convertirse en palabrería y la práctica en activismo”. Partiendo de esta idea, podemos pensar que si la ESI se torna pura experiencia y abandona la reflexión crítica, abandona el cuerpo de conocimiento científico, de teoría, que le dio vida, podría llegar un momento en el que las prácticas ESI (o aquellas que se autodenominen así) sean el resultado de la interpretación (o de la mala interpretación) de algunos sujetos sólo con voluntad de cambio y buenas intenciones. Debemos ir hacia la práctica desde la reflexión teórica, y volver a la teoría con la información que la práctica nos provea, en un constante movimiento de construcción de conocimiento que reoriente las acciones. Esa será la garantía para que las experiencias de ESI sean significativas y generen transformaciones que perduren en el tiempo, y para que el conocimiento en ESI esté anclado en la realidad y no en juegos de palabras o en reflexiones abstractas.
Los problemas de investigación u objetos de estudio de las Ciencias Sociales no están ahí esperando ser estudiados, sino que existen porque una comunidad comienza a pensarlos como problemas. Esto tiene que ver con un concepto muy importante: la desnaturalización. Y se vincula estrechamente con la idea de deconstrucción que mencionábamos antes. Mientras las cosas sean vistas como naturales, obvias e incuestionables, no podrán ser pensadas como problema de investigación. Pero debemos estar alerta porque, últimamente, se ha hecho mucho uso, a veces banalizándolo, del concepto de deconstrucción; tengamos presente que el ejercicio de distanciarse, el “extrañamiento” como lo llaman los antropólogos, es un ejercicio sumamente complejo y que requiere un importante esfuerzo intelectual.
El rol de las Ciencias Sociales es construir problemas de investigación, pero siempre en permanente diálogo. Por eso debemos generar más espacios de intercambio, de socialización de la investigación en ESI que se están desarrollando, de reflexión sobre experiencias, para que las nuevas investigaciones dialoguen con las anteriores, y así poder ver a esos discursos científicos como la base sobre la cual pararnos para construir más conocimiento científico que fundamente a las nuevas prácticas. Así se van construyendo líneas de investigación, y las líneas derivan en teorías, y las teorías sirven para comprender y transformar la realidad. Allí está el aporte revolucionario del conocimiento científico.
La mirada comunicacional sobre la ESI es un signo de que se va construyendo un campo específico de la investigación en comunicación sobre ella, que arroja luz sobre el modo en que, en interacciones comunicativas, intersubjetivas, entre pares o también en aquellos discursos que provienen de grupos privilegiados en cuanto al uso de la palabra y a su alcance, se construyen, se hacen circular, se reproducen o también se transforman las estructuras de significación que organizan nuestras vidas en relación con la sexualidad. En la carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA) se han desarrollado en los últimos años variadas investigaciones de estudiantes avanzados que pensaron en la ESI como objeto de estudio para sus tesinas de grado; desde investigaciones que ponen el foco en la implementación de la Ley, hasta investigaciones sobre las representaciones que circulan en los medios de comunicación o en las redes sociales sobre cuestiones que hacen a la sexualidad en sentido amplio. Asimismo, no olvidemos la necesidad y el valor de la mirada interdisciplinaria de las Ciencias Sociales, donde cada disciplina contribuye con el aporte específico propio de su enfoque.
En la carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA) se han desarrollado en los últimos años variadas investigaciones de estudiantes avanzados que pensaron en la ESI como objeto de estudio para sus tesinas de grado; desde investigaciones que ponen el foco en la implementación de la Ley, hasta investigaciones sobre las representaciones que circulan en los medios de comunicación o en las redes sociales sobre cuestiones que hacen a la sexualidad en sentido amplio.
La sexualidad ha sido y es objeto de estudio de las Ciencias Sociales, pero cuando hablamos de sexualidad integral, sumamos el adjetivo “integral”, que implica una posición teórica, un lugar desde el cual observar múltiples fenómenos sociales que antes no se vinculaban a la sexualidad, pudiendo entenderlos y sumarlos a la órbita de los estudios sobre la sexualidad. Pensemos que el conocimiento científico nunca se detiene, no hay un punto de llegada en el cual podamos pararnos satisfechos, creyendo saber todo lo que debemos saber, o tener todas las respuestas. Por eso es importante que la investigación en temáticas de sexualidad integral avance, crezca, que no se detenga. Si esto sucediera, correríamos el riesgo de estar otra vez naturalizando ciertos modos de entender a la sexualidad, que no deja de ser el producto del modo en que pudimos dar respuesta a las preguntas que nos fue posible formular en un contexto específico.
La ESI propicia un cambio cultural y puede ser pensada como consecuencia, y también como facilitadora, de ese cambio. Es parte fundamental del proceso de transformación. Pero debemos tener en cuenta que la ESI también es un discurso, y que sólo en la medida en que sea un discurso en movimiento, abierto, problematizador y problematizable, y que pueda cuestionarse también a sí mismo, sólo así, estaremos frente a la posibilidad de una verdadera transformación.
* Daniela Leis es Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA, Sociales) y candidata a Doctora en Sociología (UCA). Realizó su formación docente en la UNLa. Actualmente es docente en la carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA), donde tiene a cargo el Seminario “Sexualidad Integral y las interacciones comunicativas en la vida cotidiana. Marco teórico metodológico para pensar problemas de investigación”. También es docente de Metodología de la Investigación y dirige un Grupo de Investigación en Comunicación (GIC) en la misma carrera. Es docente en el nivel terciario, en los Profesorados de Educación Inicial y Educación Primaria.
Imagen de portada: Comando ESI, grupo de territorialización de la ESI, en grupo Scout. 7 de septiembre de 2019. Florencio Varela, Buenos Aires. Fotografía de Pilar Camacho/ANCCOM