Mundialistas del chamuyo

*Por Christian Dodaro. Gestos, poses, puestas en escena. Seis tipos, todos tipos de esos que se ponen nerviosos si de fútbol habla una mina. Tipos preocupados por verse bien, por causar una buena impresión, tipos que viven del gesto, la pose y las puestas en escena.

Especialistas en locaciones y trascendidos. Tipos capaces de hablar mucho sin decir nada, gambeteadores de datos y de información, chamuyeros que van con los tapones de punta cuando aparece un argumento. Tipos que dicen que si a una fábrica se la dejás a los trabajadores quiebra, ignorando e invisibilizando los más de doscientos mil trabajadores y trabajadoras de empresas recuperadas.

Tipos que hacen un minuto de silencio porque la selección pierde un partido, mientras se miran en los monitores y se arreglan la ropa. Animadores de TV que se gritan entre sí, se meten en las concentraciones, los vestuarios, las conversaciones privadas de los jugadores. Periodistas que exigen entrevistas y manejan la extorsión como regulación de la relación con sus entrevistados.Tipos que comen asados con los barrabravas pero nunca los nombran, pero siempre hablan de “violentos”, de “los inadaptados de siempre”.

Gente capaz de dar los nombres de pibes abusados por la red de poder y corrupción de la AFA y los clubes. Tipos que tienen fuentes aunque no parezca. Fuentes que les pagan para distraer la atención, mandar mensajes a otros, manipular (si, manipular) lo que se dice y cómo se lo dice. Y en estos últimos tiempos la operación fue sobre el cómo, sobre las puestas en escena.

De un tiempo hacia acá, estos tipos, dejaron de ser saltimbanquis y bufones. Renunciaron a la risa, la parodia y la exageración. Ya no bromean sobre sus chupines o sus peinados. De repente se cerró el circo y se abrió una ominosa fuente de intoxicación. Este cambio de sentido de “programa de (y sobre) el fútbol” tiene consecuencias bajo la superficie de lo enunciativo.

No es un mero tema de fakenews o postverdades (verosímiles que logran volverse creíbles hubo siempre). Estamos ante un relato tanático en el que se huele, como nunca antes, el tufo rancio a servicios de inteligencia. La consecuencia inmediata es el descrédito de toda la conversación pública, esa justamente que los medios regulan. El desanimo y la despolitización son sus consecuencias inmediatas. La razón es sencilla: ¿Quién desea participar de una conversación que es una bosta?

Pareciera que la cosa va dirigida a nuestros estados de ánimo, a nuestra posibilidad de creer, de ilusionarnos, de narrar(nos) una alegría o una esperanza. De que surja un encuentro, un abrazo, un imprevisto, una manifestación popular.

A través del fútbol regresa la vieja zoncera, el ataque a nuestra autoestima, a nuestra imposibilidad de ser buenos, de jugar y jugarnos y cambiar los resultados cantados a puro coraje.

Pero les guste a los campeones mundiales del chamuyo, tal como lo predijo Borocotó en el viejo El Gráfico, cada tanto aparece un pibe (o una piba) que apila estructuras y estrategias y a fuerza de astucia y habilidad nos encaudilla y lo seguimos y junto a él o ella cambiamos los resultados cantados. ¿Quién te dice? ¿Por qué no?


*Christian Dodaro es Doctor en Ciencias Sociales y docente en la carrera de Comunicación de la UBA, UNDAV y UNGS. Investiga, escribe, produce e interviene en temas relacionados con cultura y comunicación popular. Una vez le hizo un gol de caño a un tipo que se las sabía todas.