La Educación Sexual Integral: entre las narrativas televisivas y la ampliación de derechos

Por Mayra Alvarado*

A mediados del mes de julio comenzó a circular en los portales de noticias, en redes sociales y en distintas emisiones de actualidad de la televisión abierta y de cable, la información sobre una licitación del Ministerio de Salud de la Nación que ascendía a más de 13 millones de pesos por la compra de 10.000 penes de madera, preservativos y maletines de traslado.

La escalada mediática no tardó en llegar, frases del estilo de «polémica licitación» o «en época de inflación no es una prioridad», inundaron las discusiones públicas y también las de los ámbitos privados. Para gran parte de la televisión el tema se volvía una causa digna de custodiar: ¿Por qué el Estado incurre en semejante gasto? ¿Quién produce esos penes de madera? ¿Cómo se utilizan? ¿Para qué? ¿De qué material están hechos?

Hace tiempo ya que los medios masivos, y en particular la televisión, son consideradas tecnologías de género y sexualidades, entendiendo que allí se juegan pedagogías en torno a la moral: valoraciones sobre los discursos, los tipos de comportamientos e incluso las imágenes. Poniendo en escena, entonces, el límite social de lo permitido. 

Sin embargo, en el caso de esta licitación se echó luz además sobre una noción que no suele acumular horas de aire en la pantalla chica: la Educación Sexual Integral. En un acalorado pase entre el programa de Viviana Canosa y Luis Novaresio y luego de que la periodista hubiera sugerido que se utilizaran botellitas de agua en vez de penes de madera, Novaresio afirmaba: “¿Está bueno que se enseñe el uso del preservativo? Mi respuesta es sí (…) La ESI es una ley, en Alemania multan a los padres que impiden que sus hijos tomen la ESI. Yo les pediría que se asomen a otros lugares distintos de donde vivimos nosotros y vean lo difícil que es acceder a la información”.

Y así, el affaire penes de madera comenzó a dar un vuelco inesperado, donde programas televisivos informativos y de entretenimiento habilitaron que la Educación Sexual Integral, a 15 años de su sanción, se colara en los medios masivos de comunicación. 

El affaire penes de madera comenzó a dar un vuelco inesperado, donde programas televisivos informativos y de entretenimiento habilitaron que la Educación Sexual Integral, a 15 años de su sanción, se colara en los medios masivos de comunicación. 

Pero el recorrido televisivo de la ESI no iba a terminar allí. A los pocos días, cuando la polémica parecía mermar, obedeciendo al ciclo vital de la información, otra noticia la ponía nuevamente en escena. Florencia Peña, como tantas otras personalidades del mundo del espectáculo, había ingresado durante el ASPO a la Quinta Presidencial de Olivos. Rápidamente la televisión se colmaba de comentarios sobre la actriz y conductora: ¿Qué había ido a hacer Florencia Peña a Olivos?, ¿Por qué una artista tenía que ver al presidente?, ¿Qué tipo de encuentro habían tenido?, ¿Qué relación oculta se escondía allí?

Al calor de los debates entre conductores/as y panelistas donde se sacaban a la luz innumerables juicios de valor, las redes sociales se hacían eco del caso y acompañaban con hashtag tales como #LaPeteradelpresidente, #ElGatodelPresidente o diversas publicaciones violentas en torno a la actriz, incluso realizadas por figuras públicas de la política.

Pero sigamos con el devenir de los acontecimientos: Florencia Peña, luego de «la escandalosa visita» al presidente, titular que utilizaron diversas emisiones en sus zócalos, hizo uso de su programa en la pantalla de Telefé, Flor de Equipo, para realizar su descargo: «¿Por qué conmigo? ¿Yo tengo que salir a aclarar que no soy el gato del presidente? (…) lo que me pregunto es, ¿por qué con los hombres no se la agarraron?» Interrogaba Peña frente a cámara mientras aclaraba una y otra vez: «No soy el gato del presidente».

El flujo televisivo diario continuó y la temática y descargo circuló por todos los canales y emisiones de la jornada. Sin embargo, al día siguiente, y a minutos del inicio de un nuevo programa, Florencia Peña no pudo realizar la conducción debido a una descompensación de salud.

Sin duda, se iban sumando condimentos a esta historia. Durante la emisión de Intrusos, Rodrigo Lussich, uno de sus conductores, mientras contaba sobre el estado de salud de la actriz y conductora, daba a conocer la noticia de que había realizado una denuncia contra dos diputados nacionales. Los motivos: violencia de género – mediática, institucional, psicológica y simbólica. Lussich leyó detenidamente el detalle de la denuncia, que además hacia referencia a que se remita entre otros ámbitos al Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y al Observatorio de violencia contra las mujeres.

Y allí, a las 14.25h en uno de los programas más populares de la grilla televisiva, se enunciaban y detallaban los tipos de violencia por motivos de género y los organismos estatales vinculados a la temática. 

A través de las emisiones televisivas, sobre todo aquellas con personalidades del mundo del espectáculo que generan vínculos empáticos con el público, se procesan transformaciones, se visibilizan desigualdades, se juegan demandas de derechos. Como explica Carolina Justo Von Lurzer los procesos de discusión pública en torno a cuestiones vinculadas a géneros y sexualidades tuvieron un protagonismo de personalidades artísticas o del mundo del espectáculo.

La televisión genera identificación, habilita horizontes posibles, ayuda a transitar las penurias personales, acompaña en estos momentos de extrema soledad y puede dar sentido a las experiencias de vida de los sujetos.

La televisión genera identificación, habilita horizontes posibles, ayuda a transitar las penurias personales, acompaña en estos momentos de extrema soledad y puede dar sentido a las experiencias de vida de los sujetos.

Aunque la noción de la televisión como medio de comunicación vacío de contenido aún perdura, durante esas semanas se echó luz sobre temáticas que muchas veces no aparecen en otros ámbitos o instituciones. La ESI trabaja sobre 5 ejes en particular: el cuidado del cuerpo y de la salud, la valoración de la afectividad, el reconocimiento de la perspectiva de género, el respeto por la diversidad y el ejercicio de nuestros derechos.  Muchos de estos abordajes se hicieron presentes a partir de estas discusiones mediáticas.

No pretendemos idealizar a la industria televisiva ni invisibilizar los estereotipos que reproduce, las violencias que sostiene y fomenta en algunas de sus emisiones. Sin embargo, a 15 años de la ESI, nos preguntamos si la enseñanza y el aprendizaje sobre la sexualidad no desborda los ámbitos escolares y entonces las producciones mediáticas pueden convertirse en aquellos espacios que habiliten temáticas, y que además, colaboran en el efectivo ejercicio de nuestros derechos, por ejemplo, a partir de la aplicación de una ley. 


* Licenciada en Ciencias de la Comunicación, maestranda en Comunicación y Cultura (Fsoc/UBA). Docente del Profesorado de la Facultad Ciencias Sociales (UBA). Responsable de la implementación de la Ley Micaela en el Ministerio de Cultura de la Nación.

Imagen de portada: debate entre Luis Novaresio y Viviana Canosa en el pase entre los programas  «Dicho esto» y «Viviana con vos». Fotograma de Canal A24, 19 de julio de 2021.