Había una vez una escuela…mapa nocturno para pensar la nueva normalidad escolar

Por Carla Corvalan*

«El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, el que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio»

Italo Calvino

Mientras limpia con lavandina los paquetes del supermercado, Karina piensa cómo trabajar una secuencia didáctica de la escritura del nombre propio, como todos los años en sala de 5, pero en el contexto de virtualidad. El día que Patricia fue a la entrega de las canastas escolares, conversó con varias familias que le dijeron que no tenían computadora e Internet para poder conectarse. Que su hijo se ponía muy contento de poder verla un ratito desde el celular pero que se les hacía imposible responderle al video, ya que se quedaban sin crédito. Flor responde un mensaje de Whatsapp a una familia, mientras ayuda con las tareas a su hija de 9. Soledad termina la planificación de una secuencia donde cruza la literatura con temas de Educación Sexual Integral (ESI) La envía por mail a la Directora a las 20:30, mientras escucha el parte diario de contagios por Coronavirus. Bajo esta nueva cotidianidad, la escuela intenta ensamblarse al espacio privado del hogar de las docentes, como en un juego de encastres. Esta iteración se replica en un loop interminable entre docentes de otros niveles, otros distritos, otras provincias.

Así se desarrolla la nueva normalidad escolar instalada por el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). Entre los muchos interrogantes que surgen a partir del nuevo espacio que ocupan las prácticas de enseñanza en esta coyuntura inédita, vamos a intentar trazar algunas líneas que tal vez definirán los nuevos escenarios en la presencialidad. En las últimas semanas la administración de la Ciudad ensaya protocolos para regresar a clases en el (más) corto plazo, mientras el número de contagios se incrementa y asciende la curva. Por otro lado, lxs expertxs en el campo de la educación debaten las definiciones de la nueva normalidad, post pandemia, o intermitencia, entre la vuelta a lo conocido para volver al confinamiento por un posible rebrote. Acuñamos la noción de “mapa nocturno” de Jesús Martín-Barbero para pensar lo incierto y posible a la vez. En medio de una ceguera parcial, creativa y provocadora, tratando de encontrar las piezas del rompecabezas que la escuela nos dejó, aquella que pertenece a la normalidad conocida.

 

Mapa nocturno: un trayecto posible de un Nivel de enseñanza

La imagen a continuación forma parte de una experiencia de cierre de un proyecto en sala de 5 del Nivel de Educación Inicial de la escuela pública. El mismo tuvo lugar durante el período de inicio del ciclo lectivo 2019. Se trabajó el tema “Fondo del mar”, un tópico tradicional de abordaje en el Nivel.

Durante el mes de marzo de ese año, las niñas y niños de la sala transitaron un período de exhaustiva investigación junto a sus docentes, acerca de los habitantes de las profundidades marinas, sus hábitos y costumbres. El interés de ellxs hizo que se profundicen este tipo de actividades.

Las docentes supieron adaptar la planificación con la que arrancaron siendo flexibles a los rumbos que la propuesta iba despertando en el grupo, sus intereses y curiosidades. Investigaron en soportes digitales donde realizaron búsquedas en Internet, de imágenes e información sobre los seres que habitan las profundidades de los océanos. Junto a las docentes buscaron material en la pc o notebook de la sala, dispositivos conocidos por ellxs pero utilizados con distintas finalidades en el ámbito del hogar, casi siempre para ocio y dispersión.

En la educación visual, “ver” se convirtió en equivalente a saber y a creer, conformando una articulación que sigue operando con firmeza en nuestras formas de conocer. De esta forma las escuelas y lxs docentes en particular, han sido claves en la transformación de las formas de mirar que se han ido construyendo a partir de las gramáticas escolares, en relación a la cultura visual

Desde el aspecto cinematográfico, el grupo conocía el mundo de las profundidades marinas por filmes infantiles como Buscando a Nemo o La Sirenita, solo por mencionar algunos. El contacto desde la escuela con ese universo conocido desde lo particular, comenzaba a ampliar los márgenes que tenía para ellas y ellos hasta ese momento, permitiendo el corrimiento de la imagen del ámbito doméstico para transformarla en acontecimiento escolar y por añadidura, público.

En la educación visual, “ver” se convirtió en equivalente a saber y a creer, conformando una articulación que sigue operando con firmeza en nuestras formas de conocer. De esta forma las escuelas y lxs docentes en particular, han sido claves en la transformación de las formas de mirar que se han ido construyendo a partir de las gramáticas escolares, en relación a la cultura visual. Esto dio lugar a continuidades y transformaciones a través del tiempo. El contexto de algunos de estos cambios tecnológicos y culturales nos propone nuevos desafíos a la hora de pensar propuestas que puedan enriquecer nuestras prácticas de enseñanza.

 

La práctica de enseñanza como experiencia sensitiva – significativa

Al final del proyecto las niñas y niños tuvieron la posibilidad de vivenciar el espacio marino que habían indagado durante un mes, al tiempo que iban conformándose como grupo. Como cierre del proyecto, las docentes organizaron una instalación que recreó la profundidad marina para que pudieran compartir un momento con las familias. El evento se organizó durante la primera hora de la jornada para que puedan acompañar la experiencia.

Habitualmente en la sala y para que lxs chicxs no estuvieran abarrotadxs frente a la pc, las maestras encendían el proyector y la notebook en los momentos de investigación. En varias oportunidades lxs chicxs solían exclamar: “ahora vamos a ver cine”. Para el día de dicho cierre, cuando ingresaron y se encontraron con los animales de las profundidades nadando en el suelo de la sala, sólo pudieron contemplar las imágenes en movimiento “como si” estuvieran allí, exclamando un “¡Guau!” al unísono.

Para el investigador y pedagogo francés Philippe Meirieu “aprender a mirar” consiste en dejarse impresionar en todos los sentidos. La imagen era el acontecimiento y no solamente cine, como ellxs mismos decían (imagen como símbolo iconográfico) Además de la ruptura con la expectativa del régimen de mirada del cine (imagen a 90°), el trabajo que habían realizado de indagación de ese mundo, operaba fuertemente sobre lo visto por ellas y ellos, transformándose en experiencia significativa para el grupo y sus familias. Constituía un acontecimiento de la esfera pública, por desarrollarse también en el espacio de la escuela.

Tal como señala Meirieu aprender a mirar es aprender a decidir sobre lo que miramos y, simultáneamente, a explorar aquello que no se da espontáneamente a la vista. Brindarles a esos chicos y chicas la posibilidad de transitar por un espacio al que lograron imaginar a partir de la información que iban recabando en sus indagaciones, les permitió a las docentes reconfigurar los espacios de la propia sala. De esta forma pudieron recrear la experiencia en la que hicieron dialogar materiales concretos y digitales, promoviendo nuevas interacciones y disposiciones en el espacio áulico.

Este tipo de propuestas suponen resignificar el espacio cotidiano y transformarlo en una instalación cercana a lo artístico. No sólo apelan a la mixtura de distintos materiales sino que tienen un fuerte componente lúdico. Suele decirse comúnmente que las niñas y niños aprenden en la experiencia del juego una serie de habilidades que les permiten relacionarse con quienes les rodean, la interacción con el medio y materiales, entre otros aspectos, que conforman la base de aprendizajes futuros. Así los procesos de aprendizaje suceden fuertemente desde lo sensorial. Se trata de que la práctica de enseñanza genere que “algo pueda suceder” para transformarse en experiencia significativa para los niños y las niñas. Y por qué no, para un adolescente, joven o adulto.

La escuela tal como lo fue siempre debe ser ese lugar que nos pone en contacto con un mundo-otro, que nos confronta con lo desconocido, con lo que nos permite entender y también desafiar nuestros límites. Con lo que nos hace más abiertos a los otros y a nosotros mismos.

A partir de la suspensión presencial de las clases, el ASPO y la progresión de la pandemia, lxs docentes con la guía de un mapa nocturno estamos integrando algunos aspectos de la cultura visual a las gramáticas escolares en el contexto de virtualidad. En muchos casos, para niveles donde este contexto no tenía lugar, como en el Nivel Inicial.

Probablemente a partir de lo que la pandemia permita o deje a futuro, con ese mismo mapa nocturno vamos a tener que asumir el desafío de cara a las transformaciones comunicacionales de la cultura escolar. Tomar el desafío, no para generar propuestas de enseñanza meramente entretenidas sino con plena responsabilidad frente al otro, intentando generar que “ese algo” suceda.

Parafraseando a Dussel, que a su vez retoma a una profesora suya, nadie es consciente de lo que es hasta que no se enfrenta con la alteridad, incluso como una manera de no sufrir el infierno, que no es otra cosa que la falta de sentido o su pérdida. La escuela tal como lo fue siempre debe ser ese lugar que nos pone en contacto con un mundo-otro, que nos confronta con lo desconocido, con lo que nos permite entender y también desafiar nuestros límites. Con lo que nos hace más abiertos a los otros y a nosotros mismos.

Trajimos la imagen de esta propuesta llevada a cabo en el Jardín Infantil Nucleado C del Distrito Escolar 2° de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para repensar lo que sucede también en otros Niveles de enseñanza. Para aportar al menos una pista en relación a nuestras prácticas, de cara a los nuevos escenarios que impondrán retos inéditos. Cómo se puede trabajar en la reconfiguración de algún espacio que les permita, tanto a los destinatarios de las prácticas de enseñanza, como a quienes educan, la posibilidad de habitar y habitar(se) de otras maneras. Quizá para asistir a la tan ansiada reinvención de las instituciones escolares, como afirman algunos. Pero seguramente el mayor desafío represente reafirmar nuestras prácticas.


* Profesora de Enseñanza Media y Superior en Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Diplomada Superior en Educación, Imágenes y Medios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – Argentina. En 2019 realizó el Curso de Posgrado “Cuerpo, Subjetividad y Tecnologías Digitales” con Paula Sibilia, en la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Ex-Investigadora de proyecto UBACyT.

Fotografía de portada por Nicolás Parodi/ANCCOM