Un hilo de oro

Por Lucrecia Gringauz, Adrián López, María Graciela Rodríguez, Silvia Tapia y Cecilia Vázquez*

Cuenta el cuento que cuando las Madres de Plaza de Mayo estaban pensando cómo identificarse, alguna sugirió usar un triángulo blanco, en la cabeza, como el pañal de tela que les ponían a sus hijos. El pañal se hizo pañuelo. Y a partir de entonces siguió un camino sinuoso pero nunca detenido. En mayo de 2017, miles de manifestantes extendieron pañuelos blancos, mano con mano, formando un mar.  Ese día, una multitud ocupó las cercanías del Congreso con la consigna “No al 2X1”, tras la decisión de la  Corte Suprema de Justicia de otorgarle a un genocida condenado por delitos de lesa humanidad el beneficio de 2×1, en el que se computa como doble el tiempo que estuvo un detenido en la cárcel con prisión preventiva [1].

Fotografía: Eitán Abramovich

¿Cómo fue que el pañal se convirtió en un mar? ¿Qué hechos fueron zurciendo el trayecto en la historia de un triángulo de tela blanco, que salió desde el dominio profundo de lo privado y llegó a la masividad de lo público? Este fue un punto de partida para reconstruir una parte de ese trayecto a través del cual el pañal-fue-haciéndose-pañuelo-blanco-hasta-llegar-al-mar, a partir de los rastros que fueron quedando en imágenes fijas.

A partir de esta idea buscamos fotografías que tuvieran que ver con la presencia, los usos y la circulación de los pañuelos. El mar es una toma de la calle donde en vez de personas, vemos objetos, los pañuelos. De allí que estos son los que están ocupando la calle. La circulación y los usos los observamos, por ejemplo, en la foto de baldosa que se trasladó de la Plaza de mayo, tras su remodelación, a distintas Universidades Nacionales en las que se exhiben como mural.

No se tratará, sin embargo, de una historia de las Madres de Plaza de Mayo, ni del objeto pañuelo. La idea de “seguir el objeto”, su circulación, sus usos y la intervención (simbólica o material) en cada uso, requiere de un rastreo puntual, detallado, minucioso, que recupere los momentos y las acciones en que el objeto se “fue haciendo social”. Nuestra propuesta se acercaría al paciente trabajo que viene haciendo Cora Gamarnik, si no fuera que su preocupación está centrada en el trayecto de las propias fotografías, especialmente las del fotoperiodismo, su contextualización y las situaciones específicas en que se tomaron.

Seguir el objeto implicará no solo dar cuenta de los contextos sino también desentramar las acciones efectivas de distintos agentes, humanos y no humanos al decir de Bruno Latour, y las controversias que se organizaron alrededor de estas acciones y que, en conjunto, fueron produciendo lo social. En este caso, al pañuelo como un nodo de una red social.

    Pañal /Pañuelo

      Pañal

  1. m.Tira de tela o celulosa absorbente que se pone a los niños pequeños o a las personas que sufren incontinencia de orina.
  2. m. Sabanilla o pedazo de lienzo en que se envolvía a los niños de pecho.
  3. m. p. us. Faldón o caídas de la camisa
  4. m. pl. Envoltura de los niños de pecho
  5. m. pl. Primeros principios de la crianza y nacimiento, especialmente en orden a la calidad.

      Pañuelo

  1. m. Pedazo de tela pequeño, generalmente cuadrado, que sirve para limpiarse la nariz o el sudor y para otras cosas.
  2. m. Trozo de tela, por lo general cuadrado y mayor que el pañuelo de bolsillo, usado para abrigarse ocomo accesorio en la indumentaria femenina y masculina.

Presentamos una primera búsqueda de registros visuales sobre un objeto (en este caso, los pañuelos blancos) con la conjetura de que allí, en esas imágenes, se encuentran algunos rastros, indelebles, de su trayectoria social.No será, entonces, ni una historia lineal, ni una exhaustiva. Será, acaso, y simplemente, un testimonio de algunas de sus trayectorias.

Luces y sombras

Al principio usaban un clavo en la solapa del saco para reconocerse. Luego, en octubre de 1977, cuando decidieron ir juntas a una peregrinación a Luján, se dieron cuenta de que necesitaban algo más contundente para poder encontrarse en la multitud. “Como todas teníamos nietos decidimos ponernos un pañal en la cabeza», dice Nora Cortiñas. En 1979, en el contexto de la visita de inspección dela Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la Argentina, los pañales ya eran pañuelos. Un grupo de Madres se acerca a la Casa Rosada a entregar un petitorio y el fotógrafo Omar Torres toma una de las fotografías más emblemáticas, que luego se transformaría en la portada del primer tomo de La rebelión de las madres, de Ulises Gorini. En aquella imagen se las ve de espaldas con sus pañuelos blancos, caminando hacia la Casa Rosada. En una entrevista con Ana Bianco, Torres recuerda: “no había visto nunca una fotografía de ellas tomada desde atrás y caminando hacia la Casa Rosada. El sol me favorecía, porque al caer sobre los pañuelos blancos los resaltaba contra la arquitectura de la Casa de Gobierno» [2] .

La visita de Terence Todman, subsecretario de Asuntos Interamericanos de Estados Unidos, en agosto de 1977, fue la oportunidad que encontraron de hacerse ver internacionalmente. Los periodistas norteamericanos que acompañaban a Todman pudieron fotografiarlas gritando y agitando los pañuelos blancos. Muy poco tiempo después, aparecerían en ellos los nombres de sus hijos, bordados en punto cruz, con hilo azul. Unos años más tarde, cuando se divide el organismo, una de las controversias entre las dos líneas de las Madres giró alrededor de los pañuelos: la línea de Hebe de Bonafini decidió sacar los nombres para “socializar la maternidad” y dar el mensaje de que ellas son las madres de todos, de los 30.000. Mientras que la Línea Fundadora, liderada por Nora Cortiñas, decidió mantener el nombre bordado, para identificarlos en su singularidad.

 


Los pañuelos también hacen sinergia con las rondas. Tomada en 1981, parece un reloj de sol, con la pirámide en el medio como un tótem. Pero el sentido de las agujas es contrarreloj, como si con cada vuelta las Madres pudieran volver el tiempo atrás. Fotografía Carlos Villoldo.

 

 

 

 

 

 

El 28 de abril de 1983, pocos meses antes de la recuperación democrática, la Plaza de Mayo se inundó. “Desde abajo del balcón disparé dos veces con un teleobjetivo corto montado en mi cámara, y seguí mirando. Ya tenía una foto del momento”. Fotografía: Daniel García,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Gases sobre una madre de Plaza de Mayo”. Fotografía: Eduardo Longoni.

En las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 parecía que los pañuelos las “protegían” de la represión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De la tela a otras materialidades

En su viaje de ya más de 41 años, los pañuelos encarnaron en otras materialidades, como muestra la fotografía de Martín Zabala sobre una instalación realizada en la Plaza de Mayo, en ocasión de la marcha en contra del 2 x 1, el día en que Eitán Abramovich sacó la foto del mar de pañuelos blancos que da inicio a este ensayo. Otra de las imágenes que da cuenta de ese viaje es la de Lucrecia Gringauz, quien fotografió una baldosa que está en el campus de la Universidad de General Sarmiento. O los pañuelos en mosaico realizados por Nacional Mosaico Veneciano, que han sido colocados en diversos puntos del país.

 

Fotografía: Xinhua/ Martín Zabala.
Fotografía: Lucrecia Gringauz.

 

 

 

 

 

 

 

 

Pañuelo en mosaico realizado por Nacional Mosaico Veneciano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De todos modos, lo más interesante es no solamente la persistencia de un objeto sino las apropiaciones, los usos y las materialidades que el pañuelo va adquiriendo en su viaje. En este ensayo nos interesó bucear en los rastros que el objeto deja en las imágenes.

“Era un hilo de oro que corría derecho en la trama de un tapete tejido por un loco” Alessandro Baricco. Fotografía: Sebastián Miquel.

 


* Este ensayo visual fue realizado en el Seminario taller «Contrapuntos ¿Para qué se toma la calle, quiénes y cómo lo hacen?», en el marco del Ciclo de Encuentros “Textos, Contextos y Territorios” (UNSAM) coordinado por Ana Inés Heras, Analía Inés Meo y Carolina Cambré.

Lucrecia Gringauz: Doctoranda en Ciencias Sociales (UBA). Magister en Historia (IDAES-UNSAM). Licenciada en ciencias de la Comunicación (UBA).

Adrián López: Doctorando en Comunicación Social UNLP. Licenciado en Comunicación (UNGS). Docente e investigador.

María Graciela Rodríguez: Doctora en Ciencias Sociales (UBA). Magister en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural (IDAES-UNSAM). Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA). Profesora Asociada de la Universidad Nacional de San Martín y de la Universidad de Buenos Aires.

Silvia Tapia Zemko: Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA).

Cecilia Vázquez: Doctora en Ciencias Sociales (UBA). Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA). Docente e investigadora en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de General Sarmiento.

Notas

[1] Con ese fallo, la Corte declaró aplicable la ley 24.390,  vigente entre los años 1994 y 2001, actualmente derogada, que reduce el cómputo de la prisión. Tras la gran presión de las movilizaciones que se realizaron en contra, el Senado de la Nación aprobó la norma que excluye a los represores del beneficio que la Corte había concedido.

[2] Citado por Cora Gamarnik en La construcción de la imagen de las Madres de Plaza de Mayo a través de la fotografía de prensa.