El gesto en busca de la mediatización

Por Ana Slimovich*

El 1 de marzo de 2018, en la apertura de las sesiones legislativas, Macri saludó a una plaza vacía y ese gesto quedó cristalizado en una foto que se viralizó. Circularon discursos que, muchas veces, apuntaban a mostrar ese espacio ausente y la diferencia tajante con épocas pasadas de multitudes kirchneristas agolpadas para esa misma fecha. ¿Para qué saludar al vacío sino es para que se difunda la acción? Se trata de un gesto pensado desde el protocolo presidencial para la mediatización que finalmente ocurrió. Las lógicas de la mediatización de la política que tienen la misma existencia en la historia que los medios masivos.

Los internautas opositores al macrismo leen política y hacen memes: observan escaso apoyo militante y generan discursos en función de esa mirada: la de las lógicas del mundo de la política. La prensa gráfica nos relata que efectivamente no hubo multitud acompañando al Presidente, y lo atribuye, retomando la explicación macrista, a la diferencia con el gobierno anterior y la composición de su electorado. Sabemos de qué están hablando: “los que apoyan a Macri no tienen tiempo de ir al Congreso un jueves al mediodía porque están trabajando”, “ni tampoco les parece bien hacerlo”. Pero igual lo votan. Una fuerza sin militantes clásicos, pero con electores.

Hubo un tiempo en el que los militantes del PRO y de Cambiemos, recordemos, tomaron la calle. La última vez fue hace solo un año, pero parece un siglo. Fue la marcha del 1 de abril de 2017. Ocuparon masivamente el espacio público para apoyar al Gobierno luego de un mes golpeado por movilizaciones opositoras. Sin embargo, se trató de un movimiento que se aglutinó más en reacción al rechazo a Macri que a su favor: un rechazo al rechazo.

 

Un movimiento que se aglutinó más en reacción al rechazo a Macri que a su favor: un rechazo al rechazo

 

Este año el movimiento #17FYoVoy fue gestado desde las redes sociales, con una apuesta similar, una reacción realizada días antes de la movilización sindical del 21 de febrero. La convocatoria macrista tuvo muy poca participación en las redes y escasísima concurrencia en la calle. Con una participación alta en 2017, y más bien baja en 2018, los dos movimientos a favor de Macri que ocuparon el espacio urbano lo hicieron en reacción a movilizaciones que se gestaron en contra del Presidente. No sólo son épocas de cambio: son tiempos donde los ciudadanos se aglutinan más frente a la negatividad que frente a la positividad.

Luego de la plaza vacía de ciudadanos, y sus repercusiones, la mediatización presidencial nos dio videos visitando vecinos. Esa fue la réplica institucional a la reacción negativa de los internautas en las redes. Uno de ellos era la visita a una mujer que era docente en la mañana y carbonera de tarde. Nos dice el video que circula en Facebook que la maestra se llama Amalia. El presidente en su muro comparte su visita a la casa de Amalia en Corrientes, fragmentos de la interacción, y agrega: “A la mañana es maestra y a la tarde vende carbón”.“¿Cómo puede festejar el presidente que a alguien no le alcance con su sueldo de maestra y tenga que trabajar de tarde, en el medio de un paro por la oferta salarial?”, se preguntan en las redes los opositores e imponen las lógicas de la política a la puesta en escena mediatizada del timbreo.

Sin embargo, para los seguidores de Macri, la Amalia mediatizada que aparece en el video de Facebook no existe, no existe de verdad.  Hay una mujer que es maestra, que es carbonera y que vive ahí en ese lugar, pero el video para ellos habla de otra cosa: de la cercanía y sencillez del Presidente. De conocer con esa puesta en escena aspectos de lo mundano. Aunque sea una puesta en escena, y aunque ellos lo sepan, es él y está ahí: conversando con los ciudadanos diariamente y mostrándolo también diariamente en las redes mediatizadas que se replican en los propios internautas y medios masivos de comunicación. Los internautas seguidores de Cambiemos, los navegantes ocasionales de las redes macristas, los internautas sin opción electoral, se acercan e interpelan ese video desde las lógicas de lo mediático.

 

 

Por el camino de la mediatización

Cuando los políticos empezaron a aparecer en ciertos segmentos específicos de la televisión, rápidamente surgieron las críticas debido a que no se les daba tiempo a desarrollar las ideas y porque se articulaban géneros informativos con los que provenían del entretenimiento y la espectacularización. Junto con el rechazo al tipo de discurso político que implicaba, se adicionaba la melancolía por la argumentación perdida. Surgían recuerdos de la posibilidad del desarrollo de argumentos lógicos en la prensa gráfica.

Sabemos, por Verón (1), que la mediatización de la política es un proceso de complejización del discurso que genera competencias ciudadanas más sofisticadas. Paradójicamente, a medida que se avanza en la mediatización, surgen nuevas críticas. Cuando estallan los nuevos medios y el discurso político se imbrica con sus lógicas mediáticas, surgen campañas con tuits de 140 caracteres con enlaces a otras redes sociales, o publicaciones en los muros de Facebook de los candidatos y gobernantes con fotos, se piensa que el discurso político digital implica una degradación y una banalización.

Lo que sigue es deducible: se visualiza como argumentativo y orientador del debate cívico el momento anterior: el de la televisión y, paradójicamente, su espectacularización. En definitiva, el momento histórico anterior en la mediatización de la política se tiende a idealizar.

Hoy, en los tiempos de stories de timbreos macristas, de videos fragmentados, editados y pildorizados de sentidos, que además duran un suspiro y luego se esfuman para siempre, se renuevan y actualizan las eternas preguntas frente a la mediatización: ¿Estamos ante la decadencia del debate público y el imperio de la emoción por sobre la razón en las redes sociales? ¿Es esto lo que prima en el éxito de Cambiemos?

 

¿Estamos ante la decadencia del debate público y el imperio de la emoción por sobre la razón en las redes sociales? ¿Es esto lo que prima en el éxito de Cambiemos?

 

El perfil de Horacio Rodríguez Larreta en Instagram tiene 130 mil seguidores y mil publicaciones. Un promedio del mes de marzo de 2018 indica que genera alrededor de mil “megusteos” por publicación. La foto con más likes del mes es una en la que se ve a su hija en un cochecito con una muñeca y tiene más de 3 mil “megusteos”. Se apela a la ternura del internauta porteño, al igual que las fotos y referencias a Antonia Macri, que están desde que Juliana Awada estaba embarazada, en las cuentas del Presidente. Se interpela a un internauta macrista pasional.

La segunda publicación con más “megusteos” del período es una en la que se visualiza la plaza frente al Congreso Nacional, con casi la misma cantidad de likes. Allí el Jefe de Gobierno agrega a modo de comentario: “Luego de los incidentes de diciembre del año pasado, reconstruimos la Plaza del Congreso para que todos podamos volver a disfrutarla”. Se sabe de qué está hablando: “de los hombres y mujeres destrozadores de lo público”, de los “militantes que en protesta por el tratamiento de la reforma previsional rompieron la plaza del congreso el año pasado”, “de las agrupaciones de izquierda”, “de los kirchneristas”. Interpela así a un internauta bien diferente: a un porteño macrista ligado a lo racional que se aglutina políticamente en su oposición al kirchnerismo. Los dos colectivos políticos: los seguidores pasionales y los seguidores lógicos-racionales están en las redes macristas y responden con sus propios comentarios y producciones discursivas.

Vidal tiene casi 600 publicaciones y tres veces más de seguidores que Larreta. El promedio de “megusteos” de la Gobernadora de la provincia de Buenos Aires es mucho más alto en Instagram que el del Jefe de Gobierno porteño: su promedio de marzo es de 10 mil “megusteos” por publicación. La foto más popular fue una que la muestra en la apertura de las sesiones legislativas con 28 mil likes. En efecto, la apertura de las sesiones de 2018 aparece en los tres perfiles de los referentes de Cambiemos de modo muy similar: como si la propuesta fuese un efecto de imitación del equipo de redes del oficialismo. Los gobernantes aparecen preparando su discurso del 1 de marzo en fotos que parecen emuladas unas de otras sin que se sepa cuál es la primera. Las imágenes, además, imitan a las del año pasado y así. El efecto es el del infinito mediatizado.

 

Las imágenes imitan a las del año pasado y así. El efecto es el del infinito mediatizado

 

Macri tiene casi el doble de seguidores que Vidal, 800 mil, y una frecuencia de publicación mucho más alta: en total tiene 1200 publicaciones. La que tiene el mayor número de “megusteos” es la que lo muestra posando junto a Mariana Fabbiani en la entrevista que le realizó por Canal 13 el 21 de marzo de 2018, con casi 70 mil likes. Sabemos que los discursos de los políticos en las redes están más mediatizados que nunca, pero en principio, no poseen mediadores. Por primera vez en la historia de la mediatización, los políticos acceden a vías de contacto con los ciudadanos, sin intermediarios periodistas a través de las redes sociales.

Sin embargo, los políticos traen a la escena pública, los discursos de lo informativo y lo periodístico. Hay interfaces político-periodísticas en las nuevas mediatizaciones. Así, aparecen fragmentos de la entrevista con Mariana Fabbiani en Olivos, o de la que realizó Luis Majul en el mismo lugar, porque las redes macristas se apropian y las intervienen, las comparten, les imponen nuevos sentidos.

Pasemos a las efímeras y diarias stories presidenciales. Los videos se conforman con retazos de actividades. Priman la fragmentación y el orden. Las operaciones de los internautas vienen de los medios masivos y son, siguiendo a Carlón (2), las de apropiación, intervención y montaje. En el Instagram presidencial se hace especialmente presente la operación de intervención en las stories. Cuando aparecen ciudadanos, ellos mismos se presentan y se le adiciona para el internauta el dato de quién es el que habla, qué día de la semana es, y del lugar en el que se encuentra el Presidente: la Quinta de Olivos, la Casa Rosada, los pueblos que visita, las fábricas y obras a las que asiste, etc.

No hay selfies en el Instagram presidencial, los planos están correctamente armados por quien tiene el teléfono en mano, no sabemos quién es, sólo deducimos que no es el Presidente. En efecto, siempre predomina la mirada individual del asesor. Sabemos que los videos en los cuales las personas tienen dos brazos (o sea, que no están sosteniendo con uno de ellos el teléfono para grabar) son más prolijos que a los que falta uno y que allí la puesta en escena encuentra sus límites: nadie pretende mostrar que la cuenta de Instagram de Macri la maneja el propio Presidente. A diferencia de las stories de los internautas ciudadanos, las de los políticos se caracterizan por poner en escena siempre el punto de vista de otro y la de Macri no constituye una excepción.

 

A diferencia de las stories de los internautas ciudadanos, las de los políticos se caracterizan por poner en escena siempre el punto de vista de otro y la de Macri no constituye una excepción

 

Las stories constituyen la fuente de reproducción de fragmentos de los timbreos. Se trata de retazos del mundo de lo privado -íntimo del presidente y también de lo subjetivo e íntimo de los ciudadanos. Son partes de conversaciones, que ordenada, pero entrecortadamente, siempre incluyen el saludo y la despedida. Prima un punto de vista en las conversaciones: el emprendedor, el vecino, el que visita la Quinta de Olivos, es interpelado desde su subjetividad y siempre observamos fragmentos del mundo de lo privado de ese ciudadano: su casa, su trabajo, su familia.

Los internautas opositores al macrismo visualizan y denuncian puesta en escena mediatizada, leen lógicas políticas y replican desde ese lugar. Los internautas seguidores macristas, tanto los pasionales como los racionales, retoman las puestas en escena mediatizadas del Instagram, del Facebook. del Twitter, del Snapchat: las comentan y las comparten, replican el camino de la mediatización.

En ese abrazo conjunto a la lectura desde las lógicas de lo mediático que realizan tanto los políticos macristas como sus internautas seguidores en las redes, podemos vislumbrar, quizás, parte de su éxito mediático y electoral.

 

*Jefa de Trabajos Prácticos de Semiótica de Redes (Cátedra Carlón). Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA). Becaria posdoctoral del CONICET.

 


Referencias

(1) Verón, E. (2001). El cuerpo de las imágenes. Buenos Aires: Norma.“El living y sus dobles: arquitecturas de la pantalla chica”, de Eliseo Verón, fue publicado originalmente en francés en 1984 y en 2001 fue incluido como un capítulo del libro El cuerpo de las imágenes.

(2) Carlón, M. (2014). ¿Del arte contemporáneo a una era contemporánea?  En M.C. Reviglio y F. Rovetto (Comps.), CIM. Estado actual de las investigaciones sobre mediatizaciones (pp. 24-41). Rosario, Argentina: UNR Editora. Recuperado de http://www.cim.unr.edu.ar/archivos/cuadernodelcim2.pdf

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